jueves, 6 de agosto de 2009

Spencer Tunick, MI EXPERIENCIA COMO PARTE DEL PERFORMANCE FUE EXCELENTE



Spencer Tunick sí se Desnudó
23.03.2006
En Caracas y ante la crítica en la O.N.G.

Literalmente nunca se quitó la ropa, pero entró en sintonía con un público muy conocedor de su obra y se abrió por completo a preguntas, comentarios y críticas.

Por Juan Vicente Gómez Sosa

Caracas fue la cuarta ciudad latinoamericana en la que Spencer Tunick fotografió muchedumbres desnudas, esta vez contando con el respaldo oficial que le brindó el Ministerio de la Cultura venezolano, a través una invitación del Museo de Arte Contemporáneo de la ciudad capital.
El artista estadounidense ya había estado antes en Sao Paulo (Brasil), Buenos Aires y Santiago de Chile, pero confesó que tenía una afinidad especial hacia nuestro país por haber compartido con venezolanos durante su formación escolar en los Estados Unidos. "Uno de mis mejores amigos es venezolano", señaló, "y jugué fútbol con él en el colegio, vine a conocer a su familia y estuve aquí en cuatro ocasiones antes de llegar en este quinto viaje."

Estas declaraciones de Tunick se produjeron durante un encuentro informal con fotógrafos y público en general en la Organización Nelson Garrido (O.N.G.) al día siguiente del performance en la Avenida Bolívar que reunió a casi dos mil personas posando para el artista. Las preguntas y respuestas que se reproducen a continuación forman parte del diálogo que entabló Tunick ante esa audiencia:

- ¿Por qué escogió Caracas en esta nueva escala de su periplo artístico?

- Caracas siempre ha tenido para mí un significado especial por los venezolanos que conocí en los años de mi formación escolar, muchos de los cuales siguen siendo mis grandes amigos. Me gusta mucho este lugar y esta es la quinta vez que vengo, pero ahora invitado por el Museo de Arte Contemporáneo, lo que resultó una oportunidad de oro para desarrollar mi trabajo.

- ¿Esta especie de patrocinio oficial que le brindó el Ministerio de la Cultura en Venezuela no le restó cierta carga transgresora y aventurera al proyecto que ejecutó en la Avenida Bolívar? ¿Qué hubiese sucedido si se hubiese planteado la convocatoria de estos desnudos desde la clandestinidad?

- La clandestinidad cada vez me parece menos romántica, porque generalmente conlleva arrestos y hasta prisión, y expongo a las personas que están conmigo y a los equipos fotográficos que utilizo. Trabajando clandestino he pasado muy malos ratos, he perdido cámaras, algunas tomas, o ambas cosas. Las invitaciones hay que aprovecharlas porque no surgen todos los días y permiten un desarrollo más sereno de la obra al no tener que lidiar con la oposición de las autoridades locales.

- ¿Por qué escogió la Avenida Bolívar para este performance si se había hablado inicialmente de las escaleras de El Calvario como punto de encuentro para los modelos desnudos?

- La elección final del lugar no dependió de mí porque hubo consideraciones de seguridad y de orden público que manejaron las autoridades policiales y del Museo. En El Calvario me dijeron que era muy complejo garantizar los anillos de protección en torno a esa zona y planteamos también el Paseo Los Próceres como alternativa, pero fue negado por la proximidad de instalaciones militares. Entonces quedó la opción de la Avenida Bolívar y fuimos allí.

- ¿Cómo se desliga de las lecturas políticas que pueden darle a su obra en determinados lugares, toda vez que para algunos venezolanos la Avenida Bolívar está vinculada a los actos del oficialismo, a "símbolos fascistas" o a "iconos que son usados como símbolos por un régimen tan represivo y totalitario como el actual"?

- Yo no confronto situaciones políticas. Mi trabajo es con los cuerpos desnudos y allí están los significados y el valor del mensaje que quiero destacar. Todas las lecturas adicionales son infinitas, pero mi obra pretende centrarse en la naturaleza de la desnudez humana.

- ¿Es usted ortodoxo en cuanto a la técnica fotográfica o se permite la manipulación de imágenes para destacar u omitir algún detalle de la toma?

- Si quieres te tomo una foto (bromea) y te pongo alto, guapo y delgado. No, no retoco fotografías. Todo aparece tal y como se presenta en el momento de cada toma.

- A algunos de los que participamos en el performance de la Avenida Bolívar nos pareció una gran contradicción verlo a usted como a un gritón autoritario dando órdenes por un megáfono cuando suponíamos que se trataría de un ambiente más relajado asociado a la libertad que nos inspira la desnudez.

- En este punto tengo que presentar mis disculpas porque su apreciación de gritón es cierta, pero con algunos matices: la convocatoria del Museo a los participantes se hizo de manera tardía a mi manera de ver, un viernes a las tres de la tarde, cuando el evento sería en la madrugada del domingo. La comunicación interna con mi equipo falló cuando nos quedamos sin baterías en los radios portátiles y para colmo sólo tuvimos disponibles tres de los ocho megáfonos que solicitamos. Eso me desesperó un poco y por ello me vi obligado a ser muy enfático con el público para que todo saliera como lo había planeado. Le presento a usted mis excusas si se sintió mal por mi actuación.

- ¿Qué diferencias encontró entre el público de Caracas en comparación al del resto de ciudades donde ha fotografiado muchedumbres desnudas?

- Hubo cierto desorden, cierto caos al inicio de la sesión que fue difícil de controlar. De allí que tuviese que poner más energía en mis intentos de comunicar lo que estaba buscando y de centrar la atención de la gente. Al principio sentí que había como una celebración pública de la desnudez, pero luego se entendió que estábamos en un performance y se desarrolló el trabajo sin contratiempos.

- Algunos de los que estuvimos allí comentamos que las tomas quizás fueron frías por tener que posar serios, casi rígidos, sin poder reír o salir un poco más espontáneos de lo que usted buscaba.

- Yo no le pedí a nadie que no sonriera. Lo que sí me parece es que cuando la expresión de la risa es forzada, la gente parece gafa, y eso no me interesa reflejarlo. Prefiero ver a la gente relajada, plácida, al natural, pero si le parecen frías estas series grupales, también tengo otras líneas de trabajo en los desnudos que quizás encuentre más cálidas.

- ¿Qué aspectos no le gustan de su trabajo o en qué puntos está haciendo esfuerzos por mejorar?

- La exaltación mediática de mi obra con multitudes a veces se convierte en una traba para una reflexión más sosegada sobre el trabajo. He aprendido a sobrellevarlo, pero a ratos me disgusta un poco. Quisiera darle un carácter más personal y menos mediático a la obra, algo que sí creo lograr en otras series de desnudos donde posan menos personas.

- ¿Experimentó en alguna de esas series en este viaje a Venezuela?

- Sí. Estoy desarrollando otros 5 proyectos a la vez, y aquí fotografié a catorce mujeres y catorce hombres frente a un mural para uno de ellos. Esa fue la agenda secreta de este viaje, la parte menos publicitada de estas indagaciones.

(La traducción simultánea inglés-español del encuentro de Spencer Tunick con el auditorio de la O.N.G. fue posible gracias a la Lic. Alexandra Hidalgo)

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